Te echo de menos, si, aunque te cueste creerlo, aunque fuese yo la que te dijese que te fueras de mi vida, aunque me costara asumir tu ida... Si, te echo de menos, ahora soy yo la que necesita de ti, de tu sonrisa, de tus ojos marrones, de ese peinado revuelto, de tu risa de niño tonto, y de tus chistes malos en los que nadie reía. Si, definitivamente, te echo de menos, necesito un poquito de ti, pero no quiero que vuelvas, no te lo tomes como una ofensa, por favor, simplemente, no quiero volver a caer en esas tardes en tu casa, en esas conversaciones que terminaban antes de lo que yo pensaba, no quiero volver a tener que aceptar que no hay nada, que no lo habrá, por que no quiero ser mas esa segunda opción, el segundo plato con el que has estado jugando tanto tiempo, no, se acabó el reírse y el creerse que soy tonta, que no me doy cuenta, por que debajo de este caparazón, hay un corazón demasiado dañado, demasiado herido, siempre por lo mismo, por las mismas cosas y casi siempre por los mismos motivos. Se acabó, no pienso volver a caer otra vez, por que no voy a ser yo de la que te vuelvas a reír. Aunque, después de todo esto, te sigo echando de menos...
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