martes, 18 de noviembre de 2014

En el contraluz de una ventana

Aún recuerdo su figura desnuda al contraluz de la ventana, esa estrecha silueta que dibujaba cada uno de los deseos que me perdían en un sin fin de pensamientos. Aún recuerdo su fino tacto en mi piel, recorriendo cada uno de mis poros e imperfecciones de una manera sencilla, perfecta, de una forma en la que hacía que perdiese irrevocablemente en sus manos. Aún soy capaz de recordar la forma en que sus labios ardían contra los míos, su manera de morderlos, de acariciarlos... Todavía alcanzo a recordar como podía perderme entre sus brazos buscando cobijo por una noche en  la que nada salio como se esperaba. Una noche en la que sus dedos dibujaban cada uno de los deseos reprimidos, de los sueños aun por cumplir, de las ganas ahogadas en el tiempo. A pesar de todo, hay cosas que se graban a fuego, como mi cabeza sobre tu pecho, escuchando un corazón acelerado, nervioso, ansioso; esperando, quizás, una oportunidad.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Talking to the moon

Era una noche rara, de éstas en las que sabes que pasa algo, pero no sabes con exactitud qué es. Ella estaba sentada en su porche, en aquellas sillas blancas de plástico que tanto detesta en verano porque te quedas pegado. Sostenia con sutileza el cigarrillo en su mano, y mirando a la luna expulsó el humo mientras que su cabeza no paraba de dar vueltas de un pensamiento a otro, de una idea a otra, esperando encontrar entre todo aquél caos de pensamientos algo que supiera con certeza, pero no le hizo falta mucho mas tiempo para llegar a una conclusión que tenia desde el pricipio: estaba harta, harta de pasado, de presente y del futuro que no llega. Estaba harta de soportar a tanto idiota que a diario le hacían creer que no valía nada y de tanto imbécil baboso que no le deja avanzar. Estaba harta de esperar, esperar a algo que no llega y que ni si quiera sabe qué es. Si había un límite en cuanto a su paciencia con la gente, estaba claro que aquél dia rebasó su límite, "¿cómo puede haber tanto mentiroso suelto?" se preguntaba una y otra vez, como si hubiera una respuesta y las estrellas se la fueran a mostrar.
Después de dar su última calada al cigarro lo apagó en ese cenicero cutre de propaganda y se inclinó mirando el infinito cielo que tantas noches observó y donde lograba encontrar la tranquilidad que necesitaba día a día, esperando, quizás, encontrarla de nuevo en aquella noche de pensamientos ajetreados. Posteriormente alzó la cabeza y como si estuviera hablando a la luna, empezó a contar de cada una de esas preocupaciones, esos problemas e inseguridades que hoy la empujaban a recurrir al cielo como respuesta. Tal vez  pareciera una tontería, pero ella miraba a aquella inmensa luna esperando una señal, un aliciente que le dijera "eh, no pasa nada, sigue adelante que total, son cuatro tontos que tan solo están ahí para que recuerdes que nada ni nadie te puede frenar", pero aunque no obtuviera ninguna contestación, para ella era como hablar con su interior y debatirse en duelo hasta llegar a encontrar esa salida que no era capaz de ver por sí misma, como si la luna iluminase la salida de todas aquellas perturbaciones que le oscurecían el camino, y una noche más, halló la huida de todo aquello.