miércoles, 20 de mayo de 2015

La perfección lleva su nombre

Y juguemos a ser dos tontos enamorados que se quieren con locura cada noche, que se pierden entre las sábanas para acabar empapados en sudor, con la respiración un tanto cortada y los labios rajados de tanto besarse. Juguemos a que pasan las horas sin que nos demos cuenta y otra vez se hizo la hora de despedirse, con el corazón un poco encogido y pocas ganas de decir adiós a un maravilloso día, para tener que esperar con impaciencia el siguiente, que se resiste, se hace esperar y parece que nunca llega. Y ahora, que ya sabemos las reglas, que somos uno solo, tiremos todos los convencionalismos y vivíamos nuestra propia vida, a nuestro ritmo, con nuestras caricias que erizan la piel, con besos que paran el tiempo y abrazos que cortan la respiración, porque son esos instantes los que hacen que enloquezca cada tarde que pasa, que vea en tí todo lo que no había visto... Joder, ¿cómo lo haces para volverme loca? Solo te pido una cosa, prométeme que, ante todo, esto no será solo un juego absurdo, que durará siempre y te tendré cada noche en mi cama, esperando con impaciencia después de un largo día.

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