Y ahí va, con ese look tan suyo que ni yo podría describirlo, con ese aire tan peculiar, y ese peinado tan despeinado. Miralo, ahí va, andando sin fijarse en nada ni en nadie, caminando hacia algún sitio, quizás hacia el gimnasio, siempre quiso sacar músculo y ponerse fuerte, o quizás con una chica especial, si es que tiene, aunque con esos ojos, ¿quién no querría ser ese alguien? Observa cómo se mueve, con ese vaivén de hombros y brazos, con esa postura tan relajada, y esa manía tan suya de ir con la cabeza baja, siempre se lo dije, sube la cabeza, que una sonrisa así enamora a cualquiera, pero nunca me hizo caso, quizás porque no quiera, o simplemente porque son muchos años caminando con la cabeza baja, cómo evitando que le miren a los ojos, pero, ¿quién no quisiera ver su cara? Ahora ya mi vista no alcanza a ver esa espalda ancha, ese pelo revuelto, ni esos andares que siempre ha llevado, ahora simplemente guardaré él recuerdo de sus aires, de sus formas y maneras, para admirar en silencio esa forma tan suya de ser él.
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