viernes, 9 de septiembre de 2011

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Anteriormente:
Mi mejor amiga Nuria se muda a Barcelona por que a su madre le han ofrecido trabajo allí, así que quedamos para despedirnos.

Era una tarde fría para ser de finales de verano, parecía mas bien de otoño. Sentada en un banco del parque al que siempre íbamos, esperaba a Nuria, que como siempre se retrasa, pero siempre tiene escusa, y como yo me lo tengo aprendido, ya me traigo para leer y escuchar música. Sin pensarlo dos veces y viendo que ya pasaban cinco minutos de nuestra hora de queda, me pongo los cascos, enciendo mi MP3, ya un poco desgastado por el tiempo,y le doy a reproducir. Empieza a sonar por donde se quedó. Que casualidad, "el ruido", como va con el momento:
Que me falta el ruido,
sus pasos por la casa siempre ruido,
su risa recorriendo los pasillos,
la vida se me antoja eterna no me siento capaz de ser feliz si ya no está,
si me falta ruido..
Que razón tiene la canción, echaré de menos su ruido. Dejando para otro momento las lágrimas me dispongo a abrir mi libro "canciones para Paula", cuando de repente, encima de la música se escucha una voz chillona diciendo "niñata", por fin Nuria llega, quince minutos mas tarde pero llega.
-Lo siento tía, pero es que mi madre no encontraba las llaves del coche y hemos salido tarde etc.
-Nuria no hace falta que te escuses, sabía que ibas  allegar tarde por eso he traído esto- alzo el libro y lo zarandeó hacía los lados como indicando su presencia.
- Tú y tus libros, jajaja
-Pero por lo menos me entretengo mientras tu te retrasas
- Ya sabes como soy- Esa frase vino seguida de un guiño, y una risa a conjunto de las dos.
La tarde pasó entre risas y recuerdos, no queríamos que llegara la hora de despedirse, pero lamentablemente tenía que pasar. La acompañé al aeropuerto, le dij e ami madre que me recogiera allí. Intente no llorar pero era algo imposible, era tanto para mí..., y ahora se va, dejar escapar a alguien así sin mas remedio, que mala es esta puta vida.Cuando su avión se fue mi madre me recogió y fuimos a casa, no intercambiamos palabra alguna, no tenia ganas de hablar, tampoco de comer, ni de dormir, en resumen, no tenía ganas de vivir. Cuando llegué lo único que hice fue acostarme. Al día siguiente me levanté temprano, me apetecía dar una vuelta, me puse lo primero que pillé y cogí una galleta del armarillo del desayuno, no tenía hambre. Abrí despacio la puerta, agarré las llaves y me las metí en el bolsillo izquierda ya que en el derecho tenía el móvil y el MP3. Me puse os auriculares y empecé a andar sin destino fijo, cuando me fui a dar cuenta estaba en el instituto. En unos de los bancos estaba una parejita dándose besos y otros a su lado hablando con cara de aburridos. Conforme me iba acercando me iban sonando más las caras, hasta que quedé a una distancia aceptable, donde pude distinguir que, el que se estaba besando con esa chica tan conocida era ...

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